LAS MUJERES ARRIBA Hace pocos días tuvo lugar el Tercer Encuentro Nacional y Regional de la Asociación de Mujeres jueces de la Argentina. Se trataron temas de mediación penal, acoso sexual y laboral, educación sexual y salud reproductiva entre otros interesantes tópicos. Entre las participantes hay nombres tan conocidos como Carmen Argibay, Elena Highton de Nolasco, Nilda Garré, Stella Maris Martínez, Graciela Medina, Adriana Puiggros, Nelly Minyersky, Eva Giberti y María Cristina Camiña. A pesar de la trayectoria que ya tiene la Asociación de Mujeres Jueces y de los nombres que rodean sus convocatorias, la discriminación y los prejuicios en razón del género, están a la orden del día. Como muestra basta un botón, aunque en este caso hay una mercería entera. No es para nada novedoso el dato de que hay muchos más hombres que mujeres desempeñando puestos de responsabilidad en la Justicia. Dependiendo del fuero y del cargo, hay lugares en los que las féminas directament e brillan por su ausencia. Uno de los temas que reconocieron como más conflictivos, de actual y patente comprobación de la discriminación anti femenina,es el de las ternas para jueces y camaristas. El Consejo de la Magistratura redujo la participación de magistrados y abogados en su composición. Ahora que se achicaron los números, los abogados no fueron capaces de despojarse de la habitual cuota de machismo y no se dieron por aludidos con el cupo femenino. Por lo pronto entre los representantes de los colegios de abogados, la única lista que lleva mujeres es la que encabeza Nelly Minyersky. Vergonzosamente todas las otras listas ni se atrevieron a darles un lugar, aunque más no sea testimonial, en el espacio reservado al candidato a consejero suplente. Desde que se creó el Consejo de la Magistratura nunca hubo una representante mujer por parte de los letrados. Del total de los nuevos matriculados que surgen de las multitudinarias juras de abogados provenientes de universidades de todo el país, casi el 60 % son mujeres. Sin embargo esta realidad sigue sin reflejarse en los lugares de poder de la Justicia. Una de las preocupaciones que mostraron las participantes del encuentro fue por qué cuando una participante mujer en un concurso llega finalmente a ocupar una terna, tiene menos posibilidades de ser elegida que si fuera un hombre. Es que el tema del machismo está afincado de raíz en la cultura dirigencial. En la vida política y empresaria, cuando el jefe es un hombre que ante una situación complicada pega un grito que pone en orden las cosas, es un tipo de carácter, ahora si la que sube la voz es una mujer, todos coinciden en que es una histérica o "está mal atendida". Esa cultura cavernícola tiene conspicuos representantes en la dirigencia abogadil, a muchos les cuesta siquiera pensar que cuando una mujer está al frente de un proyecto de éxito, lo es por sus capacidades y no porque sea pantalla de nadie. A muchos la generofobia se les sube a la cabeza, más veces de lo que parece; un signo inequívoco de la ignorancia supina y un grave complejo de inferioridad
publicado en "Informe in voce" de Diario Judicial.com 22-09-2006
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